De Ofelia a Showgirl: Taylor Swift reescribe su destino
- ESZNA
- 10 oct
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 oct
Barcelona, Cataluña

Texto: Marina Vera
Si creíamos que Taylor Swift tardaría en volver a darnos nuevo contenido, estábamos muy equivocadas. Después de 149 fechas en su aclamado The Eras Tour, 2 álbumes regrabados y uno completamente nuevo en el que nos dejó conocerla como nunca antes, nuestra reina del pop decide regalarnos un pedacito más de su corazón. Esta vez, con The Life of a Showgirl, nos abre una puerta naranja a 12 canciones inéditas escritas con su famoso glitter gel pen.
Desde la primera canción, The Fate of Ophelia, la cantautora ya nos deja claro a quién va dedicado este conjunto de melodías. Con un sonido totalmente pop, nos narra cómo su ahora prometido, la salvó de caer en una melancolía eterna haciendo referencia al trágico final del personaje de Ofelia de la obra de Shakespeare. A lo largo del álbum, nos adentra en su historia de amor casi desde los inicios, sin dejar de lado su relación con los medios ni las amistades que ha cultivado –y perdido– a lo largo del camino.
Pero su conexión con Travis Kelce no es la única que aparece en este trabajo. En Actually Romantic nos relata, entre guitarras indie rock, como le resulta romántico que, quien podríamos asumir es Charli XCX, dedique tiempo a hablar de ella. Y la verdad, sea o no un guiño a su ex telonera en el Reputation Stadium Tour, a nosotras siempre nos fascina un buen beef entre popstars, sobre todo si viene acompañado de canciones pegadizas. ¿Y a quién no?
Un álbum tan marcadamente pop no estaría completo sin más nombres y apellidos de peso detrás: Max Martin y Shellback. Desde 2012 nos han deleitado con canciones como We Are Never Ever Getting Back Together, …Ready For It? o incluso un banquete completo con el álbum 1989. Sabíamos que la mezcla sería perfecta para los verdaderos amantes del pop más catchy, y no han decepcionado.

Quizá ya nos habíamos acostumbrado a escuchar a una Taylor más introspectiva junto a su inseparable colaborador Jack Antonoff, pero aquí vuelve la rubia que muchos conocimos hace años. Incluso antes de Lover ya nos resultaba familiar el sonido de una Taylor totalmente enamorada, y la verdad es que esta dosis de positividad ya nos hacía falta: canciones que son una auténtica oda al amor, amistad y el renacer de las cenizas de un pasado gris.
Aún así, siempre hay espacio para temas más contemplativos, como Ruin The Friendship donde reflexiona —según explicó en el Track by Track Version del álbum— sobre esos momentos de la vida donde la duda impide arriesgarse, de la mano de acordes más nostálgicos. O Father Figure, con una interpolación de George Michael, en la que aborda de forma creativa la dinámica de poder y explotación dentro de la industria musical.
Pasamos de escuchar a una Taylor que pedía que cambiaran la profecía, que se culpaba de que nadie quisiera llegar al altar con ella, y que creía que su casa estaba embrujada; a encontrarla entre sintetizadores y melodías irresistibles afirmando que su cielo ahora es de ópalo en Opalite. Y con ello nos deja claro que se siente más feliz y libre que nunca.
El broche de oro, sin duda, es el cierre del álbum: The Life of a Showgirl, junto con la showgirl por excelencia Sabrina Carpenter. Una pieza pop impecable con tintes teatrales dignos de musicales como The Greatest Showman, contándonos lo que realmente significa ser una mujer en la industria y el escrutinio constante que esto conlleva. El álbum se cierra por todo lo alto con un audio del último concierto de The Eras Tour, poniendo fin a toda una era.
Este trabajo es, en esencia, una respuesta directa a la Taylor del pasado, la que nos presentó 31 canciones cargadas de tristeza y desesperanza. The Life of a Showgirl se siente como volver a sentarnos con esa amiga de la que hacía tiempo que no sabíamos nada, pero a la que siempre deseamos lo mejor.
Tal vez este álbum no sea el plato favorito de todo el mundo —y ella misma lo reconoce en su entrevista reciente con Zane Lowe: "Todo el mundo tiene derecho a sentirse como quiere y nuestro propósito como artistas es ser un espejo". Pero sí es un retrato honesto y más sencillo de su momento actual. Y si algo deja claro, es que ya no le importa lo que le digan: por fin se siente con la total libertad de contarnos su historia como quiera, con pop, indie, rock o una fusión de todo.
Porque si algo ha demostrado el fenómeno Swift, es que puede hacerlo todo. Y ahora, más que nunca, tiene hambre de seguir creando.



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