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"El Talento": una obra claustrofóbica que redefine a Ester Expósito

  • Foto del escritor: ESZNA
    ESZNA
  • 8 sept
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 10 sept


Madrid, Comunidad de Madrid

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Texto: Ángela Bellón


El Talento, dirigida por Polo Menárguez y coescrita junto a Fernando León de Aranoa, es una película inspirada en la novela La señorita Else (1924) de Arthur Schnitzler. La trama gira en torno a Elsa (Ester Expósito), una joven violonchelista de clase alta con un talento extraordinario, que en el transcurso de una sola noche recibe una noticia devastadora: la economía familiar está en crisis y su futuro profesional depende de una propuesta moralmente inasumible. La película convierte un dilema íntimo en una reflexión universal sobre nuestros cuerpos y cómo estos, en demasiadas ocasiones, son tratados como meros objetos de mercado.


Ester Expósito durante el rodaje de El Talento (Mediapro)
Ester Expósito durante el rodaje de El Talento (Mediapro)

Este conflicto es tan antiguo como actual. La dignidad de una mujer, puesta en juego ante la presión del poder y el dinero, resuena como una herida compartida por muchas generaciones. Elsa descubre que el talento no basta si no se está dispuesta a sacrificar también la propia integridad. Y esa tensión atraviesa la pantalla de tal forma que todas podemos sentirla como propia. El film nos enfrenta a la pregunta incómoda: ¿cuánto vale un cuerpo? ¿cuánto vale un talento? ¿Y cuánto vale la libertad de decir “no”?


La interpretación de Ester Expósito es, sin duda, la mejor de su carrera. Su Elsa es vulnerable y fuerte al mismo tiempo, un personaje que palpita con contradicciones humanas. Para aquellos que dudaban de su capacidad interpretativa, aquí ha demostrado su valía con creces. Basta un gesto, una pausa o una mirada para comprender lo que su personaje no se atreve a decir en voz alta. Este papel, sin duda, podría abrirle la puerta a su primera nominación al Goya, y sería más que merecido.


El guion, basado en la novela de Schnitzler, traduce el extenso monólogo interior del libro en una narrativa cinematográfica de gran tensión. La adición del violonchelo como parte esencial del personaje de Elsa es un acierto: su talento musical funciona tanto como símbolo de libertad como de carga. El sonido, además, está trabajado con una precisión casi quirúrgica. La música no solo acompaña la acción, la eleva, envuelve al espectador y multiplica la sensación de angustia. El chirrido de un arco sobre la cuerda, el silencio denso entre frase y frase, todo está al servicio del desgarro interno del personaje.


Uno de los aspectos más característicos de la película es su atmósfera claustrofóbica. Los planos pequeños, los encuadres cerrados, los movimientos de cámara calculados hacen que el espectador respire la misma opresión que siente Elsa. Es un recurso estético que no solo decora, sino que narra: cada movimiento restringido de cámara transmite la falta de aire que la protagonista padece. Esta tensión visual convierte la fiesta burguesa en una especie de cárcel dorada de la que no hay escapatoria.


El reparto secundario brilla en su justa medida. Mirela Balic y Pedro Casablanc enriquecen la acción, ofreciendo contrapuntos que potencian aún más el dilema de Elsa. No son personajes accesorios, sino piezas fundamentales que sostienen la tensión dramática. Balic aporta frescura y matices inesperados, mientras que Casablanc, con su habitual solidez, encarna ese rostro ambiguo del poder que parece generoso, pero esconde su propia trampa.


Pedro Casablanc, Ester Expósito y Polo Menárguez durante el rodaje de la película (Mediapro)
Pedro Casablanc, Ester Expósito y Polo Menárguez durante el rodaje de la película (Mediapro)

La trama se desarrolla en un entorno burgués, y esto no es casualidad. La elección del escenario —esa alta sociedad acostumbrada al poder comprarlo todo con un par de ceros en un cheque— refleja el verdadero trasfondo de la historia: el privilegio económico como una forma de poder que se cree ilimitada. La película desnuda esa arrogancia con crudeza, mostrando cómo el dinero pretende legitimar lo que, en realidad, es abuso. La crítica social está presente sin ser subrayada en exceso, lo que le da más fuerza.


En definitiva, El Talento es un relato poderoso que nos recuerda que los dilemas éticos más profundos no entienden de épocas. Es la historia de un cuerpo convertido en moneda de cambio, de una joven atrapada entre el talento y la imposición. Con una interpretación inolvidable de Ester Expósito, un sonido que envuelve, una atmósfera opresiva y un reparto sólido, Polo Menárguez firma una película que se quedará resonando mucho después de los créditos. Un film que, sin necesidad de golpes efectistas, nos obliga a mirar de frente a una incomodidad compartida: la de saber que hay quienes siguen creyendo que todo —incluso una vida— tiene un precio.


3 comentarios


pepa318765
08 sept

Me ha encantado. La mirada de tristeza de la actriz, el sacrificio de un músico, y el desahogo de los demás actores, cómo superficiales de la gente con poder, lo dicen todo.

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Gemma Curto Rodríguez
Gemma Curto Rodríguez
08 sept

Muy interesante, me voy con muchas ganas de poder ver la película!

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Adriana Agudetse
Adriana Agudetse
08 sept

CI NE

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